"Materia prima ¿de qué? Pues lea el libro y lo sabrá. Claro que a lo mejor no le gusta lo que el espejo le cuenta. Para algunos este conjunto de narraciones-testimonio pudiera ser algo semejante a un aguafiestas en medio de una feliz reunión de cumpleaños (el cumpleaños del jefe por ejemplo, suponiendo que nos hayan invitado). En todo caso comprobará que se trata de un aguafiestas discreto, educado, solvente. Su voz no es chirriante ni agresiva. Simplemente se dedica a preguntar cómo nos va en ese trajín que llamamos vida. Y unos personajes nos lo cuentan: bien, mal, podía ser peor, qué quieres que te diga. Érase una vez la vida. Hay un narrador que oye y narra. Deja que los sueños y los fracasos tomen la palabra. Una galería de personajes que suben a la pasarela y sin poses de figurín muestran el debe y el haber. Vidas ordinarias, no extraordinarias. La narración nuestra de cada día dánosla hoy y perdona nuestras deudas e hipotecas, así como nosotros no perdonamos a nuestros deudores. Sueños, trabajos y deudas, la materia prima con la que construimos la ficción del cada fin de mes. Y a quien dios se la dé san pedro se la bendiga".