4.6.10

LOS CRISTIANOS

de Jesús MOSTERÍN
Col. Libro de Bolsillo / Humanidades
Edit. Alianza Editorial
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Su contraportada dice:
"Este libro forma parte de "La Historia del Pensamiento", integrada por libros autónomos que ofrecen una panorámica única y muy completa de la evolución de las ideas tanto filosóficas, como religiosas, científicas y políticas situadas en su contexto social.
Este volumen aporta al lector curioso y estudiante una visión global, clara, actual, objetiva y crítica del nacimiento y desarrollo del cristianismo, movimiento que ha marcado con su impronta la cultura de occidental de los dos últimos milenios, incluso para los que no somos religiosos (...)
No sabemos realmente si existió Jesús o es una figura inventada. Si existió pasó bastante inadvertido pues no fué registrado en los anales de su época ni en escritos de sus coetáneos, sean fuentes griegas, romanas o judías. No hay absolutamente ningún testimonio escrito contemporáneo de Jesús. Y menos aún resto arqueológico genuino (reliquias) que tenga relación alguna con su persona (...)
Y si atendemos a los fragmentos evangélicos, a los considerados más antiguos, solo se deduce que fue un judío ferviente que nunca pretendió romper con el judaísmo. La ruptura con el judaísmo no fué obra de él ni de sus discípulos, sino de Pablo de Tarso y sus seguidores helenistas (...)
Por todo ello puede considerarse que el cristianismo que conocemos es en gran parte un invento de Pablo. Además de las dificultades genéricas de las religiones monoteístas, el cristianismo presenta a sus creyentes sapos peculiares especialmente difíciles de tragar, como el dogma de la Santísima Trinidad, la doctrina del pecado original o la transustanciación eucarística. Y una línea tenebrosa de pensamiento cristiano, que pasa por Pablo, Agustín y Lutero, añade las tesis de la condena eterna de los no bautizados, la salvación por la sola fé o la predestinación. (...)
Y es que en muchos momentos cruciales de su historia, el desarrollo del cristianismo, no dependió de ideas, argumentos o sentimientos, sino de factores básicamente militares o políticos. El destino de las religiones no se decidía en las cátedras o los púlpitos, sino en los campos de batalla y los aposentos de los príncipes."